Arsenal, cuestión de fe

El Arsenal-Manchester United tenía que ser el partido de la jornada y así ha sido. Dos a uno para los gunners, remontando el gol inicial de Rooney y marcando el de la victoria en el minuto 93 con un cabezazo de Henry.

Ambos equipos comparten ADN futbolístico en lo ofensivo, aunque las formas son distintas. El United de este año ha encontrado solidez defensiva con Vidic, colocación con Carrick y pegada ofensiva con la madurez de Ronaldo; juega vertical y convierte las recuperaciones en contraataques. Mientras, el Arsenal, en plena reconstrucción-consolidación con Eboué, Rosicky, Van Persie, Cesc y Walcott -jugadores polivalentes y eminentemente ofensivos-, apuesta por la combinación, la movilidad constante y la incorporación de efectivos en ataque.

El partido empezó con dominio del United, que culminó en un remate de Giggs en el minuto 5. Cinco minutos en los que el Arsenal apenas presionó y tocó el balón. Con Rooney en banda izquierda, Giggs de mediapunta y Larsson descolgándose en múltiples apoyos, la pareja Scholes-Carrick marcaba el ritmo cómodamente mientras Ronaldo trataba de atacar a Clichy en banda derecha. El Arsenal se adaptaba a la ausencia de Gilberto Silva con la pareja Flamini-Cesc en el centro, y a la ausencia de Van Persie, aquejado por unas molestias, delante. Hasta el minuto 9 no hubo una combinación de pases consecutivos por parte del equipo londinense. A partir de ahí, el guión empezó a escribirse como debía, como si los dos equipos estuviesen jugando contra natura; el Arsenal se quedó el balón y el Manchester empezó a jugar vertical.

Las triangulaciones de los de Wenger empezaban a generar peligro: ocasiones de Rosicky (m. 22), Henry (m. 32), Rosicky de nuevo (m. 35) y penalty no pitado de Neville sobre Henry (m. 37). Entre medias un par de contras al filo de la ocasión del United y mucho mérito en el sacrificio colectivo, ya que en ningún momento el equipo se descompuso. Una nueva oportunidad de Flamini llegando desde atrás (m. 39) y una rápida respuesta de Giggs (m. 40) dieron paso a dos claras y consecutivas opciones de gol para el Manchester; la primera en un tiro de Rooney que despejaron entre Lehmann y el larguero (m. 44), y un remate de cabeza de Larsson en el córner resultante que el portero alemán volvió a despejar (m. 45). Así acababa la primera parte, con los dos equipos cómodamente asentados en el papel que les gusta representar.

La segunda parte empezó con un Arsenal dispuesto a marcar pronto, saque de centro y remate de Cesc. Posesión del balón, presión constante con Adebayor y Henry evitando una salida fácil del balón, y un Manchester que esperaba su oportunidad, que llegó en el minuto 52; Evra empieza una carrera en el círculo central hacia la banda izquierda, dobla a Cristiano Ronaldo, recibe el balón de este, centra y Rooney marca en plancha en el segundo palo. Gol del Manchester y el Arsenal que volvía a ser castigado por su falta de contundencia. Aún así, los equipos que saben a lo que juegan pueden aguantar los golpes e incluso responder a base de automatismos, como un boxeador grogui que sigue lanzando los puños. Así, Cesc (m. 53) y Rosicky (m. 56) tuvieron sendas ocasiones de gol, lo que sirvió para convencer al público del Emirates Stadium de que había partido y al Manchester de que iban a seguir atacando en tromba. Y ahí es cuando entra Wenger en escena. En el minuto 65 saca a Hleb y da entrada a Van Persie, que se coloca en banda izquierda, deja a Henry con libertad de movimientos y a Rosicky a la derecha. El mensaje estaba claro, tratar de abrir el campo.

A pesar del cambio, Van Persie prácticamente no toca el balón y al Arsenal le entran las prisas, insiste en combinar en la frontal del área y en lanzar balones largos a Henry y Adebayor, que apenas pueden cazar alguno. Empieza a suceder lo que tantas veces esta temporada en el Emirates: nervios y acumulación de gente arriba. Incluso Wenger desde la banda pedía más combinación a sus hombres. En el minuto 78, y sin apenas haber generado peligro desde el primer cambio, Wenger se la vuelve a jugar, Baptista por Flamini. Cara o cruz.

Y salió cara. En el minuto 82 Cesc y Rosicky le arrebatan la pelota a Scholes cerca del área del United, Cesc cede a Rosicky en banda derecha, este centra raso, Henry falla el remate, pero llega Van Persie al segundo palo y la pone arriba, imposible para Van de Sar. Empate a uno y el Arsenal que se lanzaba a por el segundo gol. De nuevo los pases rasos, la incorporación de los laterales -enorme Eboué-, y el constante cambio de posiciones en ataque. Y en el minuto 92, cuando la mayoría de equipos se hubiesen conformado con un empate ante el líder del campeonato, Eboué fabrica una pared con Rosicky y se saca un centro con rosca al punto de penalty que Henry remata con la cabeza de forma implacable al fondo de la red. Dos a uno para el Arsenal en un partido en el que, una vez más, el resultado volvió a poner en duda la forma de jugar de los de Wenger, y una vez más el equipo se encargó de devolverle la fe a todos los seguidores del fútbol ofensivo.