Se pueden escribir miles de líneas con el tema de la moción, a favor y en contra, y de esas miles casi todas tendrían su justificación y su parte de razón.
Pero pretender que un presidente del Barça no se salga de madre en algún momento, no cometa errores, no tenga unas preferencias personales o que no tome decisiones guiadas por la emoción es negar la esencia de este club. Uno capaz de encumbrar jugadores hasta el Balón de Oro para después echarlos, malvenderlos o recibirlos como criminales de guerra; en el que el público puede empezar silbando a sus jugadores y acabar encerrando al rival en su portería al mínimo gesto heroico de los suyos.
El Barça es un club emocional al que no le sirve ganar jugando ni tan siquiera regular (que le pregunten a Robson o Van Gaal), así que quejarse ahora de que el presidente es un reflejo de las contradicciones que rigen la organización me parece un contrasentido considerable.
Eso sin contar que entre quien entre fichará bien y mal, ganará y perderá como todos, y meterá la pata hasta al fondo ante la atenta presencia de las decenas de periódicos, programas de radio y los miles de opinadores interesados que siguen cada día la actualidad azulgrana.
Y ahora que el socio decida si es más importante cruzar el arco del aeropuerto en calzoncillos o erradicar la violencia del campo.
pd: tampoco olvidemos que el anterior presidente fue Gaspart.
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