Y mañana...

Después de lo que pasó la semana pasada, empate del Oporto en Old Trafford, goleada del Barça, victoria clara del Chelsea, empate entre Arsenal y Villarreal, a ver quién es el que lanza vaticinios al aire como si tal cosa.
Hace poco leí un irónico artículo de John Carlin en El País con Benítez de protagonista después de golear a Real Madrid y Manchester United de forma consecutiva; el texto venía a decir que en las opiniones futbolísticas manda el último resultado y a largo plazo se crean consensos (acertados o no). Después, para complementar, en Planeta Axel me chocó el siguiente texto: "En las calurosas -y, lamentablemente, no siempre respetuosas- discusiones que mantenemos últimamente en los comentarios, se me ha recriminado en más de una ocasión que "olvido la historia" a la hora de hacer los análisis. Soy consciente de que existe la historia, y mucho más de su valor. Pero creo que su valor pertenece a la visión panorámica, al plano general de todos los tiempos, al balance de lo que ha sido un club a lo largo de su existencia. La historia no juega en el presente. Puede influir a la hora de meter miedo, pero su importancia, a mi modo de ver, no es especialmente significativa. Las plantillas actuales, sus técnicos y sus contextos son, en mi opinión, los elementos a tener en cuenta a la hora de valorar previamente una eliminatoria. Lo hemos visto hoy, con dos gigantes como el Bayern y el Liverpool vapuleados ante conjuntos con menos palmarés internacional."
Puestas así las cosas sólo valdría el presente para valorar u opinar de un partido o una eliminatoria.
Sí y no.
Cojamos el Manchester United-Oporto; en el equipo portugués no queda nadie del equipo campeón de Europa con Mourinho, pero no sería absurdo rememorar aquel triunfo para hablar del partido del Miércoles; lo mismo que recurrir a Futre o al número de ligas ganadas en los últimos años para dar a entender que es el equipo más fuerte de Portugal. Y es que todo ese palmarés, los éxitos, las gestas y los nombres históricos de un club no marcan goles, pero, por decirlo de algún modo, se palpan en el ambiente. Hay una exigencia con los nuevos jugadores, que saben que llegan a un club ganador y con aspiraciones de hacer algo en Europa por el mero hecho de que 'ya se hizo'. El estadio ha vivido sus noches mágicas y la afición se acuerda y recuerda constantemente todas y cada una de las cosas buenas de la historia del club, lo haya vivido en directo o no. No creo que el Oporto acabe pasando, pero no es descabellado acudir a gestas recientes para obtener ese plus de 'creer en las posibilidades propias' que a veces -y sobre todo en competiciones de eliminación- es más importante que el fútbol en si mismo.
Así que creo en la historia, pero sobre todo en la historia reciente, y ahí encaja como un guante el Chelsea: tres semifinales, una final y unos octavos (en los que cayó frente al Barça campeón). No es un club histórico al uso, pero en los últimos cinco años se ha hecho un pequeño hueco a codazos entre la élite europea (no entro en el tema económico) y creo que empieza a creer en el ahora o nunca. No creo que el Liverpool de Benítez, por muy desmelenado que juegue este año, pueda remontar el 1-3 en Stamford Bridge, sobre todo porque es un equipo sin plan B y sin jugador que pueda revolucionar un partido desde el banquillo. Y su historia reciente, más allá de la goleada al Real Madrid, dice que en sus clasificaciones europeas le van los duelos a pocos goles.
Y no me fio del Bayern, para nada. No creo que vayan a remontar la eliminatoria, pero tampoco creo que el partido vaya a ser fácil. Para empezar, el Allianz Arena no tiene nada que ver con el Olímpico; la gradas están encima del campo, público y equipo deberían salir a morder y si encarrilan el partido y llegan a creer en rozar la épica puede ser un infierno. No tiene nada que ver el tópico de los-equipos-alemanes-jugando-en-Alemania porque en los últimos años eso sólo se aplica a la selección, pero dudo que los Ribéry, Luca Toni, Zé Roberto, Van Bommel, Lahm, Podolski y compañía no vayan a morir con las botas puestas. El historial de ambos no hace falta ni nombrarlo, ni el reciente ni el global. Y añado algo que creo básico para ganar un torneo como la Champions: el sufrimiento; el Barça aún no ha sufrido ni se ha visto contra las cuerdas y dudo que se pueda ganar un torneo así sin haber pasado por ese trance -quizás España 2008 haya sido uno de los equipos que menos ha sufrido en un torneo corto y sea la excepción a esta regla-.
Y para acabar, el Arsenal-Villarreal, con las semifinales de 2006 en la memoria de todos y muchos jugadores que aún están ahí. ¿Tiramos de historia, de historia reciente o sólo hablamos de fútbol? El Arsenal en casa se envalentona y se lanza al ataque, ha recuperado a Cesc y Adebayor en el momento justo, parece que volverá a clasificarse para Champions con la cuarta plaza y su público sabe que es un equipo de futuro; irán a por todas porque no saben especular ni defender y no les va mal de ese modo; por contra, el Villarreal puede elegir cómo jugar; sabe jugar rancio si la ocasión lo requiere y con las lesiones de Cazorla y Senna saldrá a ver qué pasa; jugadores resabiados tiene unos cuantos, así que esperarán su momento. Ambos están construyendo su propia historia en Europa, así que tirar de hemeroteca en este caso no tendría mucho sentido.